Son muchos los investigadores que se han dedicado a estudiar la clase como el
momento crucial del acto educativo. En la investigación realizada por María Isabel
Cano (1995) en cuanto al espacio físico y sus determinantes en las interacciones
sociales en la escuela, se plantean unos principios como hipótesis de trabajo, que
merecen ser retomados acá.
Principio Nº 1: El ambiente de la clase ha de posibilitar el conocimiento de todas las
personas del grupo y el acercamiento de unos hacia otros. Progresivamente ha de hacer
factible la construcción de un grupo humano cohesionado con los objetivos, metas e
ilusiones comunes.
Principio Nº 2: El entorno escolar ha de facilitar a todos y a todas el contacto con
materiales y actividades diversas que permitan abarcar un amplio abanico de aprendizajes cognitivos, afectivos y sociales.
Principio Nº 3: El medio ambiente escolar ha de ser diverso, debiendo trascender la idea
de que todo aprendizaje se desarrolla entre las cuatro paredes del aula. Deberán ofrecerse escenarios distintos –ya sean construidos o naturales– dependiendo de las tareas
emprendidas y de los objetivos perseguidos.
Principio Nº 4: El entorno escolar ha de ofrecer distintos subescenarios de tal forma que
las personas del grupo puedan sentirse acogidas, según distintos estados de ánimo,
expectativas e intereses
Principio Nº 5: El entorno ha de ser construido activamente por todos los miembros del
grupo al que acoge, viéndose en él reflejadas sus peculiaridades, su propia identidad.
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